Ralph H. Baer), esta máquina de fabricación holandesa puede considerarse una de las primeras consolas europeas,
al utilizar cartuchos para los diferentes juegos, en lugar de un solo integrado, como los pongs.
Creada por Philips en 1975, esta curiosa consola tiene una serie de particularidades que dan a entender lo
perdidos que andaban los diseñadores en aquellos primeros años, respecto a las características que acabarían
compartiendo el resto de consolas.
En lugar de utilizar un canal fijo de televisión, dispone de una rueda de control para emitir en un reducido
espectro de canales, de modo que, en lugar de sintonizar a televisión, simplemente se gira la rueda hasta que la
imagen aparece en pantalla. Internamente se puede ajustar algo más el rango de canales en los que emite.
La otra rueda de control de la consola permite definir la dificultad del juego, lo que básicamente hace es
aumentar la velocidad (de la pelota en el caso del juego de tenis).
El contador de puntos, hasta 15, para uno o dos jugadores, también se encuentra en la propia consola, siendo
totalmente digital (hay que moverlo con el dedo).
Los mandos de control se insertaban ... en el cartucho !!!
Constan de un deslizador y un diminuto pulsador, con lo que el número de grados de libertad de movimiento es 1,
izquierda-derecha o arriba-abajo, según el juego.
No dispone de conector de alimentación para una fuente externa y al utilizar un pila de 9v podría pensarse que la
autonomía es elevada, pero no tiene ningún conmutador de encendido o apagado, con lo que, mientras la batería no
se agote, está siempre funcionando.
Afortunadamente (por lo molesto que sería), tampoco dispone de fuente de sonido interno, ni a través del televisor.
Los cartuchos incluyen solo componentes discretos (resistencias, condensadores), encontrando solo 7 integrados
(CMOS) en la propia consola.
Gráficamente, los juegos son similares a las diferentes variantes de pong de la época, limitándose a mostrar en
blanco y negro algunas rayas, palitos y puntos que se mueven.
Se crearon solo cuatro para este sistema (además del incluido con la consola): Tenis, tiro al plato, Racing y Ghostchaser
La caja del sistema sí que entra dentro del estandar de la época, mostrando a un padre y un hijo , mirando al
infinito en direcciones cruzadas, y una pantalla de televisión de fondo con una imagen retocada del juego incluido
con la consola.
En esta otra estampa familiar (cerveza y videojuegos!!!) vemos que, respecto a la foto de la caja, el padre es el mismo, pero ha cambiado de hijo.

Lo grandioso de este tipo de sistemas, para aquellos que los utilizamos de niños, era que una simple imagen de un
coche de carreras en la caja o manual de instrucciones, activaba algo en nuestra cabeza, de modo que realmente
teníamos la sensación de estar conduciendo un fórmula 1. Algo que posteriormente vivimos con las portadas de
Azpiri y los juegos de Spectrum.
El precio de la consola fue el gran lastre para que no llegara a ser muy popular, 400F (o el equivalente
a 10.000 pesetas de los años 70) y 45F cada cartucho.
Aquí un anuncio de un concurso en el que uno de los premios consistía en una de estas consolas.