Mi pequeña historia empieza así: Allá por 1985 yo vivía felizmente con mi lego, mi tente y mis clicks. Pero una oscura tarde de invierno, al salir del colegio, descubro en la papelería donde compraba el material escolar unas extrañas máquinas de color negro, de extraño nombre, llamadas Spectrum. Yo frecuentaba la papelería principalmente por el interés que despertaba en mi la hija de la dueña, pero cuando vi funcionar esos cacharros negros se abrió un universo desconocido ante mí...Estuve un año entero dando la tabarra a mi padre para que me comprara uno, asegurándole que mi rendimiento académico crecería hasta el infinito y más allá si me hacía el favor de soltar la guita. Le costó, pero llegaron por fin las navidades del 86 y me compró un CPC472.
Soy cepecero de origen, pero no me olvidé de lo que me habían hecho sentir los Spectrum, y con los años me he hecho con unos cuantos. Pero mi novia informática es el sistema Amiga. Esta impresionante máquina me abrió las puertas de la programación, de aventuras gráficas como los Monkey y de simuladores de vuelo como Their finest hour o SWOTL. Estos juegos marcaban las diferencias entre una consola y un ordenador, yo los veía (y los sigo viendo) como sistemas complementarios.
Mi primera consola fue la SNES, pero me costó decidirme bastante, y al igual que con el Spectrum, no me olvidé de la Megadrive. De hecho hoy en día tengo más juegos de MD que de SNES. No soy un coleccionista que le guste acaparar ni tengo listas de hardware a comprar, prefiero disfrutar de los sistemas que han significado algo para mi. Eso si, viendo algunas colecciones de amigos y de gente de este foro, no es que me quite el sombrero, es que me quito el cráneo.
Desgraciadamente mis queridos sistemas están actualmente sin hogar. Yo vivía con mi ex en un chalet y después de duras negociaciones conseguí una habitación para mis hobbies, entre ellos los sistemas retro. Llegó el divorcio y tuve que alquilar un trastero, y allí están, esperándome como fieles amigos. Pero no os preocupéis, pronto tendrán una habitación en exclusiva para ellos. Y es que, según mi experiencia, las mujeres y la chatarra no se llevan bien.
Nunca entendí como aquella niña tonta, la hija de los dueños de la papelería, prefería pasarse horas delante de un espejo en vez de pasarlas delante de un Spectrum de los muchos que tenía a mano. Y así prácticamente todas las que he conocido. Ahora juegan con Nintendo DS, por ejemplo mi ex, algo hemos avanzado. Aún así la pobre nunca se acostumbró a verme volar, cual aprendiz de Spiderman, sobre los contenedores de los puntos limpios para salvar de la muerte a alguna Snes o algún msx.
Pues nada amigos, estáis invitados a lo que queráis, un vaso de agua, un cardhu, siempre de garrafa, pero de calidad.
