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La Lynx es fácil de abrir. Tiene unos cuantos condensadores electrolíticos de los que siempre se rompen pero ninguno está obviamente roto. Las dos franjas horizontales en la pantalla podrían ser con suerte algún búfer digital roto en un su propio chip o con mala suerte algo roto en un chip que no se pueda cambiar con facilidad. En la pantalla se aprecian varios píxeles sueltos rotos y algunas manchas. El potenciómetro de brillo no surte efecto.
No pinta bien. Con el equipo que tengo en casa no he podido averiguar casi nada. Podría llevarla al trabajo pero me da la impresión de que nunca me animaré a hacerlo porque la esperanza de poder arreglarla es escasa. Los emuladores funcionan bien para esta máquina que además tenía un catálogo de juegos bastante pobre en general.
Parece que su destino será un cajón hasta que algún bisnieto mío la lleva a un museo de antiguañas.