El teclado de membrana es meramente testimonial, ya que la mayoría de juegos funcionan con joystick, y aunque es casi tan malo como el del ZX 48K, reconozco que la máquina en conjunto es bastante chula.
Con solo 2K de memoria RAM, otras 2k de ROM y 0.5K para video, sus capacidades estaban muy limitadas frente a su competidor directo, el VIC-20, con mejor teclado, mismo precio (unos 200$) y un catálogo de software mucho mayor. Además los puertos de expandión se limitan al puerto de cassette.
Con esta memoria, no incluía sistema operativo, con lo que es obligatorio tener un cartucho insertado para que funcione.
El único cartucho que podía utilizar el cassette era el Max Basic, que solo dejaba 2K para los programas, y como era de esperar, no llegó a salir ningún juego para cassette (hubiera necesitado un cartucho adicional para poder cargarlo).
El bueno de Tramiel ordenó que el futuro Commodore 64 fuera compatible con los cartuchos del Max, además los joysticks y las fuentes de alimentación de ambos ordenadores son intercambiables. También es compatible el datassete.
El precio de las Max que suele haber disponibles es algo excesivo, pero es que los de los cartuchos sueltos ya roza lo obsceno.
Afortunadamente, no hace mucho han desarrollado el Multimax, un cartucho que incluye todos los juegos disponibles para Max, algunas revisiones y las versiones del mismo juego específicas para el C64.
http://www.multimax.co/
Pues ya que tengo el equipo y el cartucho, me encuentro con el problema de siempre: la conexión a la tele.
Las máquinas japonesas con salida RF (NTSC-J) son bastante difíciles de sintonizar en las televisiones modernas europeas.
Las frecuencias de los canales son muy bajas y llegan a coincidir con la FM de europa, como curiosidad, si el TV consigue sintonizar algo de video (con nieve y en blanco y negro), el audio suele ser una cadena de radio que sí se escucha perfectamente.
Menos mal que hay una página muy buena: google.es que da solución a muchos de nuestros problemas cotidianos

A diferencia de otras máquinas japonesas, que utilizan el conocido generador de video MC6847, y que requiere de componentes auxiliares (MC1372) para convertir la senal a compuesto, el Commodore Max utiliza una versión previa al generador de video del C64, el VIC-II.
Este chip de video genera señales chroma y luma, estas se mezclan para obtener video compuesto, a continuación se mezclan con el audio y por último se pasan por un modulador para obtener la señal de salida RF (NTSC-J).
Lo bueno es que todas estas señales son fácilmente accesibles desde la placa del Max.
Se puede utilizar un cable de salida de video compuesto y sacarlo por el hueco del conector de cassete (que además es compatible con el Datassete del C64), o bien aprovechar el conector de salida de audio del propio Max, que al ser mono deja una de las conexiones libres.
Para ello basta conectar, en la placa, el pin de video compuesto con el pin del conector minijack que hay libre. Con esto, al utilizar un cable minijack-RCA, tendremos en una conector el audio y en otro el vidoeo compuesto.
Es conveniente identificar previamente, con un comprobador de continuidad, cual es el conector RCA de audio.
Al existir dos tipos de placas, REV A y REV B (en mi caso es la Rev B), el pin anterior del minijack se utiliza como entrada de audio al chip SID. Esta entrada no es necesaria en ninguno de los cartuchos disponibles, ni se conoce su uso por parte de algún periférico, con lo que se puede anular la conexión al SID, bien quitando el condensador C74 o
directamente cortando la pista.
Otra opción es utilizar las señales chroma y luma para sacar un cable S-Video, de calidad superior al compuesto, aunque teniendo en cuenta la resolución de los juegos, no se puede esperar una diferencia espectacular.
Hay que tener en cuenta que la señal seguirá siendo NTSC, con lo que dependerá del TV al que se conecte el que se vea correctamente o no.
Pues aquí se ve el resultado del Max desnudito conectado por video compuesto.
Y aquí el Multimax en un comodore 64 conectado por RF, apenas hay diferencia.