
Por supuesto, tenía mil pegas: venía sin el juego (no hay problema, tengo la placa/cartucho de Road Blasters desde hace tiempo, a la espera de una ocasión así) y el panel de control aparecía en la descripción de la subasta como inutilizable.
El panel estaba realmente hecho una mierda, completamente oxidado, como si en lugar de venir de Berlín lo hiciera del fondo del Atlántico. Aún lo estoy lijando y sacándole orín. Además, el vendedor había cortado los cables que iban de los mandos a la placa, y sólo gracias a la información de esta página y con la ayuda de un polímetro he podido reconstruirlo (el conector lo he podido encontrar en Mike's Arcade). Al final sólo había dos señales que no había sido capaz de distinguir con total seguridad (Vert_Clock y Vert_Dir), pero mis deducciones han funcionado a la primera :-)
Eso ha sido esta mañana, a primera hora; luego me he ido encontrando con todo tipo de problemas adicionales:
- El pedal sólo aceleraba hasta 100mph. Curiosamente, el mecanismo es analógico, es decir, no es un pulsador, sino un potenciómetro, de forma que la aceleración es progresiva. Como podéis suponer, el potenciómetro estaba lleno de pelusa, telarañas y roña diversa. Una buena limpieza con limpiacontactos me ha permitido acelerar a fondo y avanzar hasta la siguiente stage...
- ...y es que cuando giraba el volante, en determinadas ocasiones la imagen se "descolocaba". La placa no estaba montando correctamente las diferentes capas de gráficos, de forma que el escenario que se tenía que pintar en un determinado ángulo de las curvas no aparecía, sólo se mostraba el fondo y los sprites. Para solucionar este inconveniente me he dedicado a cambiar todos los condensadores del cartucho (unos veinte, todos muy comunes, sólo había dos valores diferentes: 4,7uF y 100uF; tenía repuestos en casa) y a sacar los integrados de sus zócalos, limpiarlos con limpiacontactos y volver a insertarlos. El resultado, felicidad friqui total:
En los ochenta había juegos de mecánicas muy simples cuya gracia consistía en aprender a manejar tu sprite: o bien la detección de colisiones era sui generis, o el sprite que controlabas tenía inercia, o la respuesta de los controles tenía un delay considerable: era llevar la idea de Moon Lander al extremo. Road Blasters es, sin embargo, todo lo contrario: su mecánica es muy simple, y la gracia consiste en que el manejo es sencillamente perfecto. La respuesta de los mandos, tanto del volante como del acelerador, es inmediata, el manejo es muy intuitivo, y sólo coordinando ambos, volante y pedal, te das cuenta de que es posible atravesar una barrera de limusinas que circulan en paralelo, pasando en diagonal entre ellas. Cuando probé el juego en MAME, hace años, no me explicaba cómo era posible sortear esa barrera en la máquina: con unos mandos analógicos en condiciones le encuentras sentido.
Para mañana ya dejo lo de pintar con minio de color negro todo lo que he lijado, limpiar el marquee y arreglar una de las patitas, que en el transporte se reventó. ¡Y seguiré jugando! :-D