Aparte de bastante roña, la faltaba la tapa de las pilas, y había un extraño quemazo en la parte inferior. Tras desmontarlo pude comprobar que de ahí no parecía haber salido, ni tampoco de las pilas que tuviese instaladas, así que parece ser que alguien se divirtió quemando al pobre robot. Algún Kyle Reese japonoide debe haber por aquí...
Aquí podemos ver varias instantáneas de la autopsia. Esta primera es la base, vista desde abajo. A la derecha está el receptáculo de las pilas, abajo el motor que permite el giro del torso, y arriba la placa que controla los movimientos. El cable viene del sensor óptico de la cabeza, que reconoce los comandos de la pantalla del televisor a través de breves destellos. Aunque el robot tiene dos "ojos", en realidad sólo hay un sensor.

Esto es el interior de la cabeza, también vista desde abajo. El rectángulo negro, que se extiende por el frontal, protege la entrada de luz al sensor, para que esta lo haga solo a través del ojo activo, el izquierdo concretamente. En la parte superior hay un led que se activa cuando el robot recibe comandos de la pantalla del televisor. A la derecha vemos parte del soporte de la cabeza, que permite la inclinación de la misma.

Y aquí está la parte más complicada mecánicamente, por toda la cantidad de engranajes y pequeños ejes ocultos a la vista. La primera foto es del frente del torso, donde se aprecia el mecanismo de elevación. En la segunda foto vemos los dos motores que se encargan de la citada elevación y el movimiento de los brazos.


Ya para finalizar veamos cómo ha quedado el robotito. A la izquierda está el estado original, y a la derecha su apariencia actual.

Le hice una tapa artesanal para las pilas. Iba a utilizar plástico, pero finalmente me decidí por usar madera de balsa, dándole un toque de contraste.

Y aquí lo tenemos posando ufanamente junto a su hermanito pequeño amiibo.

Como epílogo debo decir que no sé si funciona correctamente, porque no tengo ningún juego para él. Pero ya caerá alguno, ya...